“Con mis hermanos crecimos en la empresa: jugábamos en el taller mientras estaba cerrado, hacíamos espadas con alguna madera suelta y hasta sanatorios para escarabajos. Nos pasamos toda la infancia allí adentro y así, desde adentro, fuimos aprendiendo todo lo que se hacía; empezamos barriendo y luego mi padre nos enseñó a pulir, armar, procesar… Si bien mi hermana ahora decidió dedicarse a otra cosa, con mi hermano Alejandro trabajamos hoy día, él sobre los procesos productivos y yo en la parte comercial”.
¿Cuándo empezó tu padre a trabajar con la madera?
Mi viejo hizo la escuela industrial en San Ramón y se perfilaba para Mecánica, pero después de pasar tres meses limando a mano un martillo se dio cuenta de que el trabajo de los carpinteros, que cortaban y armaban, era más dinámico, así que se decidió por ese camino. Estudió carpintería en la UTU, empezó a trabajar (a los 17 años, creo) en una empresa que hacía carrocerías de madera para camiones y a los 7 años se hizo un pequeño galponcito, de dos metros por dos, en Cuchilla Rocha, en la casa de mi abuela, con herramientas precarias. De a poco fue creciendo, se vino a Montevideo en los años ochenta y en 1993 abrimos el local comercial de la calle Millán.
¿Qué servicios ofrecen?
Trabajamos tanto para equipamiento de hogar como comercial. Dentro de lo comercial ofrecemos algunas partes metálicas, incorporamos vidrio, aluminios y algunos accesorios más. En el local armamos el diseño, de acuerdo con lo que necesita el cliente, y en la parte corporativa, en general, los planos vienen planteados así que es presupuestar y producir. Antes, la carpintería se dedicaba solo a la fabricación de mobiliario: todo lo que era manijas y demás lo traía el cliente. Un primer cambio que hicimos fue ofrecer los muebles con manijas y tiradores; luego empezamos a entregar con mesada las cocinas y, desde 2013, ofrecemos entregar llave en mano (pileta, grifería y electrodomésticos). El enfoque fue dar un servicio integral. Por otra parte, recientemente, tuvimos que viajar a Paraguay para instalar, además de fabricar el mobiliario
¿Qué materiales utilizan para fabricar?
El 80 por ciento de lo que producimos es placas, melanímicos, y un 20 por ciento de madera maciza. A su vez, importamos corian, que es un acrílico sólido para mesadas de comercios de comida, bancos y otros clientes.
¿Por qué los eligen los clientes?
Pienso que por la confianza que tiene la gente en la empresa, que tiene ya 42 años. Y también por la renovación del equipo de trabajo, tanto familiar como humano, que nos ha ayudado a seguir creciendo, ajustar la forma de trabajo y conseguir nuevos mercados. Tenemos un área de diseño, otra de administración y la parte de procesos productivos. Nuestra idea es ir incorporando algo nuevo cada año en materiales, en procesos, en programas para no estancarnos, para poder diferenciarnos de los otros de alguna manera.
¿Cuáles fueron los momentos clave de cambio para la empresa?
Varias veces hubo que readaptarse a lo que pasaba en el mercado. En el año 2001 el local comercial funcionaba con mi madre, como una mueblería de barrio, con sus clientes, independiente a la carpintería, con mi padre, por otra parte. Ese año nos agarró con toda la mercadería comprada en dólares y vendida en pesos cuando saltó el dólar, así que tuvimos que reacomodarnos en los años siguientes. En 2009, por temas de familia hubo que reestructurar la forma de trabajar, que antes pasaba todo por mi padre, y ahí probamos que yo estuviera en la parte comercial, mi hermano en la parte de producción y poco a poco nos fuimos rearmando. Y para mí, ese cambio a la parte comercial fue un antes y después porque vi que en la empresa iba a poder desarrollarme en lo profesional.
¿Qué es lo más desafiante de tener una empresa como esta?
Hacer magia con las cosas. Es un mercado chico y complicado, muy desleal; no hay mucha ayuda, así que hay que hacer magia para poder llegar a cumplir los objetivos. En cuanto a materiales, con respecto al vecino Brasil tenemos menos variedad y stock, lo que que hace complicado competir; además, la madera en sí que presenta movimientos incontrolables, maderas que se dejan de recibir por el cuidado del medioambiente, que está perfecto, pero a veces viene un cliente que quiere igualar un trabajo con madera noble que ya no se utiliza y bueno, ahí también hay que hacer magia para proponer una solución que quede bien y el cliente quede contento.
Es una empresa familiar: ¿qué es lo positivo y lo complicado de que lo sea?
Yo lo veo mucho más por lo positivo que lo negativo. Lo bueno es la posibilidad de adaptarte, y por suerte nosotros nos llevamos bien; me gusta mucho que sea una empresa así, que trabajemos en familia. Lo difícil es que a veces es difícil separar la vida personal del trabajo. Creo que una clave para llevarse bien es tener más filtros, porque a veces no los tenemos por la confianza de ser familia y ahí empiezan los roces; en cambio con compañeros de trabajo, que no son familia, uno se mide más y ayuda a la convivencia. Así que creo que es clave, para trabajar bien con la familia, tener filtros y paciencia (se ríe).
¿Cuál ha sido tu trabajo preferido y por qué?
Varias obras, pero destaco una en Punta Ballena, Altamar, y el hotel Victoria Plaza. Fueron dos desafíos de más grande escala que implicaron a la empresa una gestión y organización a otro nivel. En ese momento no estábamos acostumbrados a trabajar en ese tipo de proyectos, porque habíamos tenido algunas experiencias negativas, pero a partir de lo positivo que fue trabajar en esas obras nos permitieron que hoy podemos responder con frecuencia a ese tipo de trabajos. Otra de las cosas lindas de este trabajo es poder llegar a lugares que antes no pensábamos llegar, como hacer restauraciones en el Palacio Legislativo y conocerlo de punta a punta. Son desafíos que están buenos.
¿Qué posibilidades hay para el rubro?
Creo que hay posibilidades de salir, a pesar de que la situación es complicada. El mercado es chico, hay que adaptarse mucho a la realidad, pero hay mercado. Hay que buscar los nichos, seguir buscando. A veces estamos muy cómodos, me incluyo, y la forma es corrernos un poco. Creo que con ganas se puede, y que con trabajo se sale adelante.
¿Cuáles son los puntos clave para que un trabajo salga bien?
Primero, entender cuál es la necesidad del cliente y, si tiene algo en mente, bajarlo a la realidad con una idea creativa. Segundo, la selección de los materiales adecuados. Y otro punto fundamental es el equipo humano de trabajo, que esté alineado con la producción y con la calidad. Y después, que el mueble dure (risas).
¿Cuál es la importancia del equipo de trabajo?
Que podés confiar. Podés ver los proyectos juntos y pensar juntos lograrlo. Por ejemplo, ahora terminamos una obra para el CAF, atrás del teatro Solís, con tres salas de cine y recepciones con corian. Al principio parecía lejano poder realizar el trabajo. Los arquitectos nos decían que no íbamos a poder cumplir con los plazos, pero nosotros nos habíamos puesto la meta de que sí. Nos reunimos con algunos compañeros de proyecto y producción, y que con logramos armar un plan para lograrlo. Es así, en conjunto las cosas salen. A veces nos enceguecemos queriendo ver solos cómo resolver, pero en equipo seguro sale. Y cuando terminás el proyecto te sentís súper realizado.
¿Qué es lo próximo que se viene para Soca´s?
El año que viene uniremos el local de oficinas y showroom al taller. Queremos tener toda la empresa unida, centralizada, para que el trabajo sea más dinámico.
Diciembre 2018
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